En ella, se pueden recorrer la Avenida Marítima,
donde en su día se ubicaba el Muelle Viejo, que le vio partir de la
isla en numerosas ocasiones y regresar en 1894 por última vez. El desembarcadero ya no existe, pero hoy, ese lugar ofrece un agradable paseo frente al Atlántico, con vistas al skyline del puerto. De hecho, allí se alza el Monumento a la Vela Latina Canaria, un homenaje a esta emblemática disciplina náutica tan ligada a la historia y la identidad marinera de Las Palmas de Gran Canaria.
Indudablemente, la ruta también transcurre, entre otros lugares, por el Teatro Pérez Galdós (originalmente, se llamaría Tirso de Molina) y al que casualmente un joven Galdós se opuso a su construcción desde un inicio, debido a que no le gustaba la ubicación del teatro, ‘demasiado’ cercana al mar. |