Catorce destinos imprescindibles abandonados por los turistas



Nada es igual desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, un virus que ha cambiado nuestra forma de vida, ha sido la causa de miles de muertos y de afectados, y que ha confinado a la mayoría de la población en sus casas, aislados y obligados a permanecer en ellas.
Un hecho sin precedentes que ha dejado las calles de ciudades y pueblos vacías, una soledad que “sufren” especialmente lugares emblemáticos del planeta, habitualmente rodeados de un bullicioso público que acude a ellos para contemplar e inmortalizar su belleza y recuperar su historia.


Nada es igual en Times Square, el emblemático punto de encuentro de Nueva York donde, día a día, mañana, tarde y noche, reúne a miles de ciudadanos y turistas atraídos por su iluminación, su ambiente, sus comercios y la oferta teatral de sus calles adyacentes.

Imagen de una vacía Times Square el pasado 26 de marzo. EFE/EPA/Peter Foley


Imagen de una vacía Times Square el pasado 26 de marzo. EFE/EPA/Peter Foley











En época de confinamiento, los mensajes de las gigantescas pantallas publicitarias colgadas de las fachadas de sus edificios no tiene destinatarios porque apenas pasa nadie, provocando un silenció que los neoyorquinos de esta zona nunca habían sentido.

De San Pedro al Zócalo

Un silencio que se repite en lugares como la Torre Eiffel parisina, el emblema de la capital francesa, que espera el final del confinamiento para volver a ser uno de los monumentos más visitados del planeta.


Como Trafalgar Square, la simbólica plaza de Londres, donde se ubica la National Gallery, uno de los museos que más visitas reciben de Europa, y donde se alza en una columna la figura del comandante Nelson, hoy huérfano de turistas.


Vista de la Torre Eiffel desde la plaza de Trocadero, en París, el pasado 27 de marzo. EFE/EPA/IAN LANGSDON
Vista de la Torre Eiffel desde la plaza de Trocadero, en París, el pasado 27 de marzo. EFE/EPA/IAN LANGSDON












La plaza de San Pedro, en el Vaticano, habituada al bullicio de los creyentes religiosos en cualquier época del año, añora esa agitación en tiempos de Semana Santa, cuando más visitas recibe, pero que por culpa del coronavirus se ha transformado en un gran silencio.
Un silencio que se percibe también alrededor de la Puerta de Brandeburgo de Berlín, de la plaza Dam de Amsterdam, en el imponente Duomo de Milán, en la plaza Roja de Moscú, en la Gran Vía madrileña o en la bulliciosa Rambla de Barcelona.


Vista de las Ramblas de Barcelona (España) el pasado 29 de marzo. EFE/Toni Albir
Vista de las Ramblas de Barcelona (España) el pasado 29 de marzo. EFE/Toni Albir













Las imágenes de estos lugares vacíos son reales y recientes, algo impensable antes del comienzo de la pandemia de que alguien pudiera fotografiar la belleza e historia de estos rincones sin que apareciera público en estas instantáneas.
La situación no es distinta en México DF, la capital mexicana, cuya plaza principal, conocida popularmente como el Zócalo, es un ejemplo del aislamiento que se vive en el país.


La emblemática plaza del Zócalo de la Ciudad de México presenta una inusual imagen vacía de personas el pasado 2 de abril. EFE/José Pazos
La emblemática plaza del Zócalo de la Ciudad de México presenta una inusual imagen vacía de personas el pasado 2 de abril. EFE/José Pazos













Como la avenida 9 de julio de Buenos Aires, con un impresionante obelisco al frente, testigo del ruido de miles de vehículo que a diario transitan por su asfalto y que durante el confinamiento aparece sólo y abandonado, una soledad que comparte con la plaza Bolívar de Bogotá o la playa de Copacabana de Río de Janeiro, otros de los puntos turísticos más habituales de América.
Lugares emblemáticos sin público, sin turistas, en soledad y en espera de que pronto vuelva la normalidad y el silencio se convierta en el habitual bullicio.




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