Almagro, un pasado de esplendor por descubrir en el Festival de Teatro


Con México como país invitado y Sor Juana Inés de la Cruz como protagonista en esta edición, el Festival tiene como sede principal el Corral de Comedias, “el único que se conserva intacto, gracias a que se hizo taberna y se conservó tal cual, mientras que el resto se fue adaptando a las nuevas tendencias escénicas”, explica a Efe el director del certamen, Ignacio García.

Construido en 1628, acogió comedias barrocas de Lope de Vega o Calderón de la Barca, aunque tras la prohibición de los corrales fue mesón y posada.

“En 1950 se descubre, gracias a unos naipes del siglo XVIII encontrados en unas obras, su uso original”, comenta nuestro particular guía paseando entre las 54 columnas de madera pintadas de almagre, color rojizo que da nombre al pueblo de la provincia de Ciudad Real.

Otra de las sedes del festival, el Palacio Fúcares, es uno de los edificios favoritos de Ignacio García y joya del Renacimiento almagreño. “Su patio pequeño e íntimo, con unas preciosas escalinatas, hace muy cercanas las representaciones bajo las estrellas“, dice sobre una de las construcciones que legó la presencia en la ciudad de la familia de financieros alemanes Fugger, banqueros de Carlos V.

La gastronomía, otro “gancho”

En un paseo por las calles empedradas del conjunto histórico, el viajero acabará pasando por su característica Plaza Mayor, rectangular, con sus galerías acristaladas sobre soportales de columnas y centro de la vida de la ciudad con sus bares, restaurantes y comercios.

Allí, además de degustar la cocina almagreña, con sus berenjenas encurtidas como insignia, su pisto o sus migas, se puede aprovechar para comprar algunos productos de encaje de bolillos -la artesanía más típica, que cuenta incluso con su propio museo- o de enea, material con el que, por ejemplo, están construidas las sillas de los espectador del Corral de Comedias.

Los participantes en Almagro. Foto: Cedida por la Ruta Ñ.

Turistas en Almagro. Foto: Cedida por la Ruta Ñ.

Si es de los que prefiere llevar un recuerdo dulce, las flores manchegas, habituales en la repostería de toda la comarca, se cuentan entre las favoritas de los almagreños.

La visita cultural continúa por el Museo Nacional del Teatro -“un milagro que esté en una ciudad de 9.000 habitantes, otro factor que hace de Almagro la capital teatral del mundo”, destaca García- que ocupa parte de lo que fueron los Palacios Maestrales, testigos del esplendor alcanzado con los maestres de Calatrava.

Maridaje México-España

Su colección permanente recorre la historia de las artes escénicas en España, desde sus orígenes con el teatro greco-romano hasta los teatros alternativo, sin olvidar el de marionetas, la ópera y la zarzuela.

Conventos, iglesias y ermitas integran también el patrimonio arquitectónico de Almagro. Por su magnificencia destaca la iglesia de San Agustín, de propiedad municipal después de que los ciudadanos hicieran una colecta para evitar que la comprara un foráneo tras la desamortización de Mendizábal, pero también merecen una visita la de la Madre de Dios y la parroquia de San Bartolomé.

Y si se quiere reponer fuerzas, durante este Festival de Teatro el Parador, que ocupa un convento franciscano del siglo XVI con siete patios visitables, ha elaborado un menú (42 euros, vinos incluidos) que recuerda el primer gran mestizaje gastronómico de la historia, el resultante del encuentro entre México y España.

Basándose en sabores tradicionales manchegos y mexicanos, y con algunos de los platos que recogió en su recetario Sor Juana Inés de la Cruz durante su destino en las cocinas del Convento de San Jerónimo de Ciudad de México, es una oportunidad para comprobar las influencias que ambas gastronomías intercambiaron.

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Fuente: EFETUR, Agencia EFE.

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