De viaje tras enclaves secretos del mundo


Preparen las maletas, nos vamos de viaje rumbo a las 365 maravillas secretas, lugares desconocidos, misteriosos, cautivadores o disparatados del mundo, de la mano de la nueva guía de Lonely Planet, Maravillas secretas del mundo, que propone adentrarse en destinos como Hawái, Tonga, Botsuana o las Islas Caimán.

Un viaje por más de 300 enclaves dignos de visita

Entre los 365 extraordinarios rincones que se recogen en el libro, y que, probablemente, no sabían que existían, se encuentran maravillas artificiales como la reproducción del monumento megalítico Stonehenge en Nebraska, elaborada enteramente con coches antiguos; o la llamada Chicken Church, una iglesia en forma de pollo ubicada en Indonesia.

Otros reclamos, sin embargo, surgieron de accidentes fortuitos, como ocurrió con el barco fantasma abandonado en Ohio; o de la propia naturaleza, lejos de la intervención humana, como el caso de una cueva en México salpicada de grandes cristales o de la isla de Fonuafo’ou, que aparece y desaparece con la marea.

A los ejemplos anteriores se suman barcas hechas con calabazas, troles de un solo ojo que acechan bajo un puente, misteriosas monedas gigantes e, incluso, museos en el fondo marino. No faltan tampoco las islas infestadas de serpientes, lagos de color rosa chicle, enormes construcciones de adobe, bosquecillos de árboles cantarines, lugares en los que veneran a las ratas, guaridas de gnomos, extraños campos de golf en parajes inverosímiles o ataúdes que cuelgan de los acantilados.

Un sinfín de posibilidades que comparten un denominador común: son lugares a los que no llegan las multitudes, y en los que es posible descubrir historias humanas y sucesos misteriosos que demuestran que por el mundo se reparten lugares fascinantes que no aspiran a convertirse a destinos turísticos.

Erupción de un volcán submarino a unas 34 millas náuticas de la costa de Nuku'alofa (Tonga). Foto: EFE/Lothar Slabon

Erupción de un volcán submarino a unas 34 millas náuticas de la costa de Nuku’alofa (Tonga). Foto: EFE/Lothar Slabon

Algunas de las 365 maravillas secretas

Hunga Tonga-Hunga Ha’apai -Tonga-

En enero de 2015, el diminuto volcán submarino de Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, perteneciente a la nación de Tonga, entró en erupción desde las entrañas de la Madre Tierra. Explotó atravesando la superficie del Pacífico con tal bravura que sus columnas de ceniza desviaron los aviones de sus rutas durante días, según apuntan desde Lonely Planet.

Tras el castillo de fuego que generó la erupción del volcán, la que es “la isla más nueva del mundo” contaba con 500 metros de longitud y 250 metros de altura, y un cráter central con un sulfúrico lago de color verde. Según defienden los científicos, este enclave podría volver al mar en pocos años. Hasta entonces, los interesados pueden alquilar un barco para contemplar la zona.

Eucaliptos de arcoiris -Hawái-

La carretera que lleva hasta el pueblo de Hana, en Hawái, es, según los expertos de Lonely Planet, “una de las rutas más increíbles del planeta” gracias, dicen, a las atracciones, sonidos y colores que se descubren a medida que se recorre la carretera que baja zigzagueante hasta el pueblo ubicado en pleno bosque lluvioso de Maui.

Lo más extraordinario del recorrido es, aseguran, un bosque pintado de eucaliptos, un paraje salpicado de árboles con un amplio abanico cromático. Los que tengan la suerte de contemplar esta estampa, descubrirán árboles con colores rojos, púrpuras y verdes intensos que surgen como resultado del proceso de pelado de corteza que se producen en diferentes momentos del año. El bosque de eucaliptos de arcoiris está en el indicador de la milla 7, en la Hana Highway de Maui (Hawái).

Nine Mile Canyon, Utah (EEUU). Foto: EFE

Nine Mile Canyon, Utah (EEUU). Foto: EFE

Utah -EE UU-

En las montañas de arenisca de la escarpada Utah hay una de las galerías de arte al aire libre “más grandes y antiguas del mundo”: el Nine Mile Canyon. Este cañón, que en realidad no tiene 9 millas sino 46, alberga miles de ancestrales petroglifos tallados por las tribus fremont y ute entre los años 600 y 1300 d.C. Los grabados, repartidos por todo el cañón y de fácil acceso, muestran imágenes bélicas, de sacrificios, de cría de animales o de tradiciones familiares. Se recomienda visitar este paraje natural junto a un guía local que ayudará a destapar la historia que hay tras él.

Gran Caimán -Islas Caimán-

En la isla Gran Caimán, la frase “ir al infierno y volver” adquiere su sentido más literal. En pleno paraíso tropical se esconde Hell, un conjunto de antiguas formaciones de roca caliza en la localidad de West Bay. Junto a estas rocas afiladas y negras, se encuentra una oficina de correos y una tienda pintadas en rojo intenso y engalanadas con un cálido Welcome to Hell –Bienvenidos al infierno-. Aquí trabaja Ivan Farrington, que entretiene al público con juegos de palabras demoníacos. Hell, cuyo acceso es gratuito, está a 15 minutos en coche de la Seven Mile Beach, en la Hell Road.

Imagen de "El Peñol" en el municipio de Guatapé, al oriente de Antioquia (Colombia). Foto: EFE/Luis Eduardo Noriega A.

Imagen de “El Peñol” en el municipio de Guatapé, al oriente de Antioquia (Colombia). Foto: EFE/Luis Eduardo Noriega A.

Antioquia -Colombia-

En Colombia, entre las verdes y montañosas inmediaciones de la pequeña localidad de Guatapé, sobresale un peñón de 198 metros parcialmente cubierto por vegetación. El monolito, siglos atrás venerado por la tribu de los tahamíes, lo escaló por primera vez, según explican desde Lonely Planet, un grupo de amigos en 1954 que tardó cinco días en encajar los tablones para subir en una única hendidura de roca lisa. En la actualidad, es posible subir hasta el mirador del peñón por una escalera de obra de 649 escalones calzada en dicha hendidura. Desde la década de 1970, cuando se anegó la zona, las vistas panorámicas desde la cima “son impresionantes”, con un conjuntos de lagos e islas en el horizonte. Se llega hasta aquí con un autobús de dos horas que viaja de Medellín a Guatapé; después, los visitantes tendrán que caminar unos 20 minutos a pie.

Isla de Kubu -Botsuana-

El último ejemplo que hemos seleccionado nos lleva hasta la isla de Kubu, en Botsuana. Se encuentra en un rincón remoto de “la red de salares más extraña del mundo”, los de Makgadikgadi, en el desierto del Kalahari. Aquí se agrupan imponentes baobabs y horizontes interminables, “un lugar alucinante”, dicen los expertos, “de extrañas dimensiones y belleza singular”.

Pese a que ahora no hay agua, es probable que en otro tiempo los hipopótamos se bañasen en lo que sería un enorme mar interior; de ahí que el nombre de este enclave sea kubu, que significa “hipopótamo” en setswana -idioma de la región-.  Aquí, también se observa el rastro de las aves, manchas blancas sobre las rocas que son, en definitiva, cacas de pájaro fosilizadas, huellas del paso de estos animales que descansaban en lo que antaño fue una isla.

La recomendación: apoyar la espalda en un baobab y sentarse a contemplar el vasto escenario. Después del deleite, en Kubu, se puede acampar en una zona habilitada para ello.

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