Un semisótano del palacio, nueva atracción del Alcázar de Sevilla


Una necesidad arquitectónica fue su origen según explica a Efe el director del proyecto arquitectónico para su recuperación, Francisco Reina, cuando Pedro I ordenó edificar su palacio, el Alcázar de Sevilla, traspasando la muralla del que anteriormente ocuparon almorávides y almohades, el terreno fuera de ésta tenía una cota más baja.

Para salvar el desnivel, se construyó una cámara de 280 metros cuadrados formado por una sala central con cuatro bóvedas mudéjares y el resto con dos bóvedas, que además aislaba el palacio de la humedad en un suelo donde el nivel freático está muy cerca (ya que se asienta próximo al trazado natural del río Guadalquivir).

Inicialmente, ese semisótano se usó como almacén y bodegas aunque poco a poco fue cayendo en desuso y abandono, pero en el siglo XVI el Alcázar experimentó una gran transformación bajo el reinado de Felipe II cuando se construyeron los primeros jardines -hoy llamados renacentistas– en terrenos que, según Reina, “probablemente hasta entonces serían huertas y solares malolientes”.

El semisótano del Alcázar de Sevilla

De dar la espalda a esos espacios y protegerse de los posibles malos olores con estrechos respiraderos, el Alcázar pasó a abrirse a los nuevos jardines con la construcción de la galería Lorenzo de Oviedo, que transformó las fachadas traseras de los palacios mudéjar y gótico.

Fue entonces cuando los arquitectos del momento pensaron en aprovechar el semisótano abandonado para comunicar la zona noble del palacio con los jardines, creando un espacio de ocio de forma que los estrechos respiraderos laterales se convirtieron en amplios ventanales con acceso a los jardines y bancos donde resguardarse del sol en verano, o de la lluvia en invierno.

Reina destaca que la visita al semisótano permite visualizar esa transformación porque se conserva uno de los respiraderos originales junto al resto transformado, en los que se han instalado cristales abatibles y a través de los cuáles el público entrará y saldrá desde el jardín.

Imagen de archivo del Real Alcázar de Sevilla. Foto: EFE/Eduardo Abad.Imagen de archivo del Real Alcázar de Sevilla. Foto: EFE/Eduardo Abad.

Conocimiento y restauración del patrimonio

Han sido necesarios tres años de labores de limpieza y recuperación a cargo tanto de Reina como del arqueólogo del Alcázar Miguel Ángel Tabares y su equipo, ya que en los siglos XVIII y XIX el semisótano volvió a convertirse en un almacén para los escombros de la reforma del palacio principal, y en el siglo XX fue usado como espacio de servicio del Alcázar hasta caer de nuevo en el abandono.

Los muros permiten ver el revestimiento que tenía en el siglo XVI -se desconoce si antes tuvo otro porque fue picado y tras el renacentista aparece el ladrillo visto- e incluso una parte de la muralla aprovechada en la construcción. También, aunque se ha colocado una tarima, en los laterales se han dejado huecos para que ver el suelo original, de mortero de cal en su mayoría salvo en los tránsitos entre salas con una solería.

La iluminación permite apreciar esos detalles y se ha instalado un sistema de drenaje para controlar la humedad y permitir exhibir dentro algunas de las piezas procedentes de las excavaciones arqueológicas del Alcázar de los últimos años -y otras antiguas almacenadas en el recinto o en el Museo Arqueológico-.

Según explica la directora del recinto, Isabel Rodríguez, serán en su mayoría de mármol y cerámica ya que son los materiales que pueden resistir las condiciones del espacio.

La directora de los Reales Alcazares de Sevilla, Isabel Rodríguez (d) y el arquitecto encargado de la restauración del lugar, Francisco Reina (c), en el semisótano abovedado sobre el que se cimentó en el siglo XIV el palacio del rey Don Pedro I, testigo de la transformación que supuso en el siglo XVI la incorporación de los primeros jardines al recinto en el Alcázar de Sevilla, y que recibirá los primeros visitantes este sábado. Foto: EFE/Raúl Caro.

Semisótano abovedado sobre el que se cimentó en el siglo XIV el palacio del rey Don Pedro I, en el Alcázar de Sevilla. Foto: EFE/Raúl Caro.

Ampliación del espacio para el turismo

No es frecuente que un monumento como el Alcázar de Sevilla, Patrimonio de la Humanidad y visitado por 1,8 millones de personas al año, amplíe su zona visitable con nuevos espacios recuperados. Las últimas incorporaciones en el Alcázar fueron zonas que alguna vez se habían visitado y se cerraron por necesidades de reforma. Sin embargo, como destaca Rodríguez, “muy pocos sevillanos” han podido disfrutar este semisótano.

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