Toro, noble y antigua ciudad zamorana


La “muy noble, muy leal y muy antigua” ciudad de Toro contempla el paso del río Duero desde su atalaya mientras en sus calles y entre los muros de sus antiguos edificios se guardan los ecos de esta villa, morada de nobles y clérigos, que fue sede real y escenario de múltiples hechos históricos. En esta ciudad zamorana convocó Fernando el Católico las Cortes de 1505, de donde nacieron las leyes de Toro, que fue también una parte activa en la lucha de las Comunidades años después, en la época del emperador Carlos I.

Toro, una cita con la historia

Estos y otros acontecimientos que ocupan buen número de páginas en los libros de historia, fueron dejando su huella en la ciudad y ese patrimonio monumental de Toro ha conducido a la villa a ser declarada Conjunto Histórico-Artístico.

El patrimonio de Toro es el reflejo de la antigüedad de la ciudad y de la importancia que tuvo en algunas épocas, por ejemplo en el siglo XII. En ese momento es cuando se inicia la construcción de la Colegiata de Santa María la Mayor, con un estilo arquitectónico que transita entre el románico y el gótico.

Vista de una calle de Toro que desemboca en la Puerta del Mercado, también conocida como arco del reloj por la torre del siglo XVIII que se alza sobre él,

Vista de la Puerta del Mercado, también conocida como Arco del Reloj, en la ciudad de Toro.

Pero la villa zamorana es sobre todo uno de los núcleos más importantes del arte románico-mudéjar de Castilla y León, como muestra su amplio repertorio de iglesias de los siglos XII y XIII tales como San Lorenzo el Real, San Salvador de los Caballeros -que perteneció a la orden de los templarios y actualmente es el museo de Arte Sacro-, la iglesia del Santo Sepulcro o la ermita de Nuestra Señora de la Vega, junto al río Duero.

Hay otras muchas e interesantes muestras de arte religioso -iglesias, conventos, monasterios…- y un patrimonio civil nada desdeñable, sobre todo palacios como el de Valparaíso o el de las Leyes. Sin olvidar, claro está, el verraco celtibérico, el Arco del Postigo, las puertas del Mercado, de Santa Catalina y de Corredera y el Puente Mayor.

La ciudad ha creado algunas rutas, que se pueden ver en su página web (turismotoro.com) que facilitan los recorridos por la ciudad, tomo la de las bodegas o la de Toro monumental.

Ciudad de vino

La oferta turística de la ciudad se completa, cómo no, con su oferta gastronómica y enológica. El nivel de sus vinos es de sobra conocido, en buen a medida por tener Denominación de Origen propia y que no es más que la consecuencia de la gran tradición vinícola de Toro, donde al parecer ya se elaboraba vino antes de que los romanos llegaran a la Península. Es interesante acercarse hasta la localidad de Morales de Toro para descubrir su Museo del Vino.

Interior del museo del Queso de ZamoraMuseo del Queso de Toro

Un vino que acompaña como anillo al dedo a los quesos de toro, un producto que está entre los más conocidos y reconocidos de su gastronomía y que se caracteriza por un seguimiento estricto de la tradición -tanto en su elaboración como durante el proceso de curación- con unas normas que, según aseguran fuentes de Turismo de Toro, ya se utilizaban en la Roma del Imperio. Se puede ahondar en estas y otras cuestiones en el museo del queso.

Los embutidos también ocupan un lugar estelar en la gastronomía de Toro, como sucede con los productos de la huerta que sumados a la importancia del cereal y al mencionado vino de la tierra, componen una serie de menús típicos dignos de ser disfrutados por el paladar. Son muchos, pero lo que desde la oficina de turismo más nos recomiendan son las sopas de ajo, el rabo de toro al vino tinto y el bacalao a la tranca. Dicen que es imprescindible finalizar con un arroz con leche y castañas.

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