Un paseo sobre las copas de los árboles de Ciudad del Cabo


La serpiente africana boomslang, que vive en los árboles de África meridional, corta el aliento de quien la observa debido al peligro que entraña su cercanía, pero la pasarela elevada que ha sido apodada con el mismo nombre del ofidio, debido a su forma curva y retorcida y a su entorno arbóreo, interrumpe la respiración debido a las vistas que ofrece.

El Centenary Tree Canopy Walkway es un nuevo puente curvo de acero y madera que zigzaguea subiendo y bajando por una frondosa plantación de árboles, destinada a estudios científicos o arboreto, y cuyo recorrido transcurre por encima y a través de las copas, en ocasiones acariciadas por la neblina y las nubes bajas.

El Boomslang, forma parte del Jardín Botánico Nacional de Kirstenbosch o KNBG de Ciudad del Cabo, la segunda urbe más poblada de Sudáfrica, enclavada en una región repleta de bellos paisajes naturales y dominada por la majestuosa Table Mountain (montaña de la mesa) así llamada por su cúspide plana.

Vergel sudafricano en Ciudad del Cabo

El KNBG o Kirstenbosch lo administra el Instituto Nacional de Biodiversidad de Sudáfrica (SANBI) y tiene la reputación de ser “el jardín más hermoso del continente y uno de los mayores jardines botánicos del mundo”, y es muy probable que pocos jardines puedan igualar la grandiosidad de su emplazamiento junto a las laderas orientales de la Table Mountain, según indican desde el SANBI.

En Kirstenbosch existen más de 7.000 especies vegetales en cultivo, que representan una amplia variedad de la flora única, entre las que se incluyen numerosas plantas raras y amenazadas, tanto de la zona como de otras regiones y de los distintos biomas o entornos ecológicos del sur de África.

Unos turistas observan el paisaje desde la pasarela. Foto: Adam Harrower, South African National Biodiversity Institute (SANBI)

Unos turistas observan el paisaje desde la pasarela. Foto: Adam Harrower, South African National Biodiversity Institute (SANBI)

Este vergel de 36 hectáreas forma parte de una reserva natural de 528 hectáreas que contiene zonas montañosas que albergan bosques naturales y fynbos (un tipo de matorral conformado por más de 8.500 especies), junto con una gran variedad de animales y aves.

Buena parte de este mar vegetal se aprecia desde el Boomslang, una pasarela escultórica de 130 metros de largo que parte del suelo del bosque, serpentea ligeramente entre los árboles de una manera discreta, casi invisible, y se extiende por encima del dosel arbóreo, para ofrecer espectaculares vistas panorámicas de las montañas circundantes, del jardín y las planicies de Ciudad del Cabo.

La pasarela estrecha y esbelta, que vista transversalmente tiene forma de media luna, se adapta a la pendiente donde se sitúan los cuatrocientos árboles del arboreto, toca el suelo del bosque en dos lugares y eleva a los visitantes a 12 metros sobre la tierra, en su puntos más elevados, ondulándose y sumergiendo como una serpiente entre la vegetación, según el KNBG.

Sobre un océano de verdor 

Caminar lentamente por esta especie de paseo marítimo sobre la fronda -construido para celebrar el centenario de Kirstenbosch en 2013 y abierto al público en 2014- deteniéndose a observar la arboleda contigua y el paisaje lejano es toda una experiencia, por la que no hay que pagar un precio adicional, aparte de la entrada normal al Jardín Botánico Kirstenbosch.

Una bella imagen del puente entre montañas, sobre los árboles y con el sol luciendo al fondo.Foto: Adam Harrower, South African National Biodiversity Institute (SANBI)

Una bella imagen del puente entre montañas, sobre los árboles y con el sol luciendo al fondo.Foto: Adam Harrower, South African National Biodiversity Institute (SANBI)

El Boomslang tiene 2 metros de ancho en la mayor parte de su recorrido, pero el arboreto está situado en una zona escarpada, cubierta de mantillo vegetal y bastante alejada del jardín.

La construcción de la pasarela, proyectada por el estudio de arquitectura Mark Thomas y la firma de ingeniería Henry Fagan & Partners, comenzó en noviembre de 2013 y terminó en mayo 2014.

La columna vertebral de la pasarela es de acero tubular, con nervaduras soldadas y una malla lateral ligera que le proporciona un refuerzo estructural cruzado, y su base es similar a la de un puente, cuyo tendido discurre asentado sobre una serpenteante viga principal, según sus creadores.

Un pasamanos continuo de madera garantiza la seguridad del visitante, que camina sobre un suelo de listones de pino manchado tratado, colocado de borde a borde, y que se acomoda a las curvas de la pasarela, según el KNBG.

Tanto la estructura de la pasarela, como las cimentaciones de hormigón armado sobre las que se atornillan las delgadas columnas de acero que la sostienen, han sido proyectadas e instaladas de manera que no alterasen la continuidad del bosque ni pusieran en riesgo las raíces de los árboles, según esta fuente.

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