Baby’O, la legendaria discoteca de Acapulco cuatro décadas después
There is only one Acapulco, there is only one Baby”O (Solo hay un Acapulco, solo hay un Baby”O), reza el lema del local, con capacidad para 700 personas y ambientado a modo de cueva.
Por las puertas de la que es la discoteca más veterana de Acapulco han pasado figuras como Geena Davis, Tony Curtis, Julio Iglesias, Elizabeth Taylor o Sylvester Stallone.
También Luis Miguel, quien “era fan de Baby”O al principio de su carrera, venía muy a menudo”, recuerda Carlos Hernández, gerente de mercadotecnia del establecimiento.
Un poco de historia
La Baby”O fue creada en 1976 por dos jóvenes que desde niños pasaban las vacaciones en las costas de Guerrero y que le pusieron el nombre inspirándose en una canción de Dean Martin. En esa década, las discotecas se empezaron a poner de moda y Acapulco no fue una excepción.
Hernández dice que “no es muy común” que un negocio de este tipo dure tantos años, pero alcanzar los 40 “significa que las cosas se están haciendo bien”.
La discoteca ha intentado mantener, a lo largo de estas décadas, el “glamour de la vida nocturna”.
A diferencia de lo que ocurre con otros destinos turísticos del país, como Cancún, donde se permiten “sandalias, bermudas, camisetas” en las discotecas, en Acapulco “se han cuidado mucho” las formas, y hay que entrar “bien vestido”, subraya el gerente.
Pero en muchos otros sentidos, Acapulco ha cambiado. Para empezar, por sus visitantes: la ciudad ha dejado atrás su época dorada, cuando puso a México en el punto de mira del turismo internacional mientras las estrellas de Hollywood paseaban por sus playas.
La violencia ha sido, en buena parte, responsable del declive. Acapulco es, según el listado elaborado anualmente por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, la segunda ciudad más violenta del mundo, después de Caracas.
Esto ha afectado a todos los negocios de la localidad y, en el caso de la discoteca, los dueños han tenido que hacer un “esfuerzo” por mantenerla abierta que ha costado “mucho dinero”.
Aún así, Hernández conserva la esperanza de que “esto cambie y Acapulco mejore, Guerrero, México mejore, que sean diferentes condiciones” y que la ciudad “vuelva” al lugar que le corresponde.
Cuna del turismo
“Acapulco fue cuna del turismo en México y es injusto que no tenga estos lugares y este apoyo para precisamente ser lo que fue”, reflexiona.
Bajo los destellos de los focos de colores, los asistentes al Baby”O, muchos de ellos vestidos de blanco, bailan, cantan y se divierten con la música.
“Está padre (estupendo), el ambiente nunca se ha acabado aquí”, comenta entre la gente la actriz Verónica Castro.
El buen ambiente y la gente de confianza al cargo del local son los motivos que encuentra la mexicana para seguir acudiendo a la discoteca, que califica como “la favorita y la única”.
“Venir a Acapulco y no conocer el Baby’O es como que no vienes a Acapulco”, asegura Castro.
El gerente bromea diciendo que “si las paredes del Baby’O hablaran, más de uno saldría mal”.
El lugar guarda multitud de anécdotas, señala Hernández. En la discoteca, pone como ejemplo, han llegado a entrar caballos y un cliente incluso quiso introducir una jirafa.
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