#España: ¿Qué souvenirs compran los turistas?


Imanes, llaveros y camisetas son los recuerdos más solicitados en las tiendas de souvenirs de nuestro país. El toro y la bailaora de flamenco siguen siendo muy populares, aunque ahora proyectan una imagen más moderna y cuidada. Pero estas ventas no se contabilizan a la hora de analizar el llamado turismo de compras.  Ya no nos referimos a ellos como recuerdos. Ahora preferimos llamarlos souvenirs. Hemos cambiado una palabra muy nuestra por otra de origen francés para, al fin y al cabo, seguir identificando los objetos de siempre que mejor definen nuestra idiosincrasia: el toro y la bailaora de flamenco.
<p>Compradores en busca de recuerdos en Maspalomas. EFE/Elvira Urquijo</p>
Sí, porque estos populares iconos, aposentados hace años sobre la parte superior de muchos televisores españoles y extranjeros antes de que estos fueran planos, todavía se venden en muchas de las tiendas más céntricas de nuestras ciudades. Y lo mejor de todo es que aún se compran. Eso es al menos lo que ha manifestado a Efetur Vicente Maroto, director comercial de Grupo LK. “No se venden tanto como antes, pero siguen siendo un importante reclamo porque, en definitiva, representan la imagen de España”. Eso sí, ahora proyectan un diseño mucho más moderno y cuidado.
La empresa -la más representativa entre todas las que integran la Asociación Empresarial de Fabricantes y Comerciantes Mayoristas de Artículos de Regalo (Regalo Fama)- no solo vende souvenirs, sino que también los diseña en sus propios talleres para colocarlos en las 22 tiendas que posee en Madrid y en las tres que tiene en Barcelona. Si un producto determinado despierta el interés de los turistas, “entonces también se le ofrece a las tiendas aeroportuarias de World Duty Free y a El Corte Inglés”.

Recuerdos de ayer y de hoy

A lo largo de sus 18 años de historia, el catálogo de productos de Grupo LK ha ido incorporando todo tipo de útiles de papelería, menaje, textil e, incluso, de la Selección Española de Fútbol. Entre todos ellos, “los que más se venden son los imanes, los llaveros y las camisetas, aunque recientemente están tomando mucha fuerza todos los artículos infantiles”.
No se puede decir lo mismo, sin embargo, de las espadas y cuchillos artesanales, muy demandados en el pasado pero que, como consecuencia del “cambio de la normativa aérea tras los atentados de Nueva York, ya casi no se venden y los que se venden se envían a su destino por paquetería”.
Por otra parte, la irrupción de las compañías aéreas lowcost –que cobran por maleta extra- “ha reducido considerablemente el tamaño de los recuerdos que los turistas se llevan”. De hecho, “en los hoteles suelen decirme que tienen habitaciones llenas de souvenirs que, a última hora, abandonan los clientes porque no tienen suficiente espacio en su equipaje o exceden el peso máximo permitido”.
Por estos motivos y porque “los turistas se cansan pronto de algunos recuerdos”, las colecciones se renuevan habitualmente una vez llevan “entre tres y cinco años en el mercado, permaneciendo solo las más clásicas y de mayor calidad”.

Más prácticos y funcionales

En la actualidad, la tendencia dicta que los souvenirs, cuando son un mero adorno, “tengan un diseño atractivo y que estén elaborados de manera artesanal”. Un buen ejemplo de este modo de entender los recuerdos serían los damasquinados de Toledo, muy apreciados tanto por su método de fabricación como por los materiales nobles que emplean. En esta misma línea se encuentran las miniaturas de monumentos que, aunque siempre han existido, en los últimos tiempos han experimentado un auge en las ventas. En Madrid, por ejemplo, “tienen muy buena salida las réplicas de monumentos emblemáticos como la Puerta de Alcalá, el Oso y el Madroño y la Puerta del Sol”.
Cuando el souvenir es algo más que un adorno, el cliente exige, además de “diseños estilosos, objetos más funcionales”. Siguiendo este criterio, en estos momentos se comercializan “fundas para gafas y teléfonos móviles, pendrives, ratones, alfombrillas, libretas, bolígrafos, tazas, camisetas, gorras, sudaderas e, incluso, estuches de manicura, entre otras muchas cosas”.
Además, de manera puntual también se lanzan souvenirs en conmemoración de algún evento trascendente, “como fue la coronación del actual rey de España o la última visita del Papa a nuestro país”. En cualquier caso, “únicamente se editan esas colecciones especiales cuando los eventos en cuestión están apoyados por una fuerte campaña mediática”. Algo que, lamentablemente, no está sucediendo con “el IV centenario de la muerte de Cervantes, del que no se está hablando mucho”. Y precisamente por ese motivo, la empresa “no espera vender más artículos relacionados con El Quijote de los que vendió el año pasado”.
Otro souvenir que tampoco tenía mucha aceptación –de hecho, ya no se fabrica- son las latas de conserva que hace algunos años se distribuían bajo la marca “Aire de España” y que en su interior solo contenían precisamente eso, aire. “Eran poco funcionales y pasaron de moda”.
En otras ocasiones sucede que un producto recién lanzado no acaba de seducir al público. “Recuerdo una camiseta que fue diseñada por un hombre con imágenes costumbristas de España. Era muy bonita, pero las mujeres la veían poco femenina y hubo que retirarla”.

Los souvenirs y el turismo de compras

Los souvenirs apenas cuentan a la hora de elaborar estadísticas sobre el turismo de compras, ya que el gasto del turista extracomunitario en este sentido se estima a partir de las solicitudes de devolución del IVA, solo aplicable a productos que superen los 90,15 euros. Un precio que, habitualmente, no rebasan los souvenirs.

Luis Llorca, director general del operador internacional de tax free Global Blue, ha reconocido a Efetur que “pese a ser el tercer destino turístico internacional”, las compras realizadas en nuestro país se corresponden solo con el 5% del total de la Unión Europea”, lo que viene a demostrar que “cuando los turistas compran, lo hacen simplemente por llevarse algo, no porque vengan con ese objetivo”.
Esta situación es “una verdadera lástima” porque, “hace unos años, el diario The Economist publicó un informe que clasificaba las 33 principales ciudades europeas como destino de compras en función de su oferta y servicios. Madrid y Barcelona quedaron empatadas en el segundo puesto, solo por detrás de Londres. Eso quiere decir que sí están preparadas, pero que no hemos sabido sacarle provecho a esa circunstancia”.
Para Llorca, el problema es que España siempre ha estado “muy focalizada en ofrecer un tipo de turismo de sol y playa, si bien últimamente se han ido añadiendo otros alicientes como la gastronomía y el golf”. Sin embargo, el turismo de compras “no se ha incentivado”. De hecho, “hasta diciembre de 2014 no se lanzó el primer plan de turismo de compras por parte de la Secretaría de Estado de Turismo y Comercio”. Eso implica que “hasta el año 2015 no se había hecho absolutamente nada en esa dirección. A esto se suma que en España siempre nos ha interesado más el número de viajeros que el gasto que realice”.
Afortunadamente, esta situación comienza a cambiar poco a poco y, por ejemplo, desde hace solo unas semanas, ya podemos contratar los servicios de un personal shopper en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Este profesional proporciona a los pasajeros un asesoramiento personalizado, gratuito y en varios idiomas, para que puedan realizar rápidamente sus compras en una selección de establecimientos. Un servicio que puede ser reservado vía correo electrónico y telefónica, así como a través de la app y la web de Aena.
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.Fuente: EFETUR.com
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