De vinos a la Manchuela, un terruño de paso entre dos ríos


A partir del principio de “la unión hace la fuerza”, desde esta comarca se han afanado en crear un producto turístico unificado en torno a sus vinos, cada vez más apreciados.

Fuentealbilla. Foto: RV Edipress.Fuentealbilla. Foto: RV Edipress.
Es así como hace dos años comenzó el proceso de certificar oficialmente una ruta del vino, la de Manchuela, que si todo se produce correctamente engrosará los itinerarios oficiales en torno este alimento el próximo junio, según explica a Efeagro el presidente de la ruta, Pedro Antonio González.
El proyecto ha suscitado un “enorme interés” en la zona y son casi un centenar los socios de esta ruta del vino, que se vislumbra como “un revulsivo en la economía, para generar empleos, y que puede redundar en el asentamiento de población, que es el objetivo final”.
Se trata de una estrategia con la que se vuelve a los orígenes, pues ya el vino fue, según González, una de las actividades que practicaron los íberos en la zona, tal y como se ha podido comprobar en los vestigios arqueológicos hallados.

¿Cómo es la Manchuela?

Situada entre los ríos Júcar y Cariel, la comarca cuenta con una morfología muy peculiar que otorga carácter a sus vinos y a sus gentes: “Estamos en una zona muy pasajera, entre la Mancha y Levante, lo que nos ha permitido enriquecernos con lo mejor de ellos y forjar un carácter muy abierto”, defiende González. Hay opciones para todo tipo de viajeros, como conocer las hoces del río Júcar sobre la piedra caliza esculpida a lo largo de los tiempos, que son un espectáculo natural y una gran propuesta para los amantes de turismo de naturaleza.
Una de sus localidades, Alcalá del Júcar (Albacete), es uno de los miembros de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España, una etiqueta merecida que subraya el valor de su casas excavadas en la montaña, sus calles estrechas y empinadas hacia el castillo o su puente romano. Alcalá del Júcar cuenta además, con otro atractivo: en 1986, le fue concedido el tercer premio, después de la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul, a la mejor iluminación artística.
En la Manchuela conquense, por ejemplo, se encuentra el municipio de Iniesta, con su núcleo urbano de trazado medieval con abundancia de fachadas renacentistas y barrocas de las numerosas casas nobiliarias de la villa.

El vino de Manchuela

La columna de todo este proyecto, el vino de la Manchuela, se gesta en las 72.000 hectáreas de viñedo, a una altitud de entre 600 y 1.100 metros sobre el nivel del mar, en un clima continental e influidos por los vientos húmedos del Levante.
Según la Denominación de Origen de vinos de la Manchuela, las altas temperaturas diurnas producidas por el viento de poniente y el frescor nocturno de la brisa mediterránea favorecen una maduración lenta y una perfecta formación de los polifenoles de la uva.
Produce diferentes vinos, algunos de ellos con la variedad bobal, la “variedad autóctona por excelencia” de la zona, que se transforma en un vino color cereza oscuro, de buena carga tánica y moderada acidez.
Pero para conocer los vinos de la Manchuela, casi mejor visitar la zona, conocer a sus gentes, disfrutar de sus atardeceres entre lomas y llanuras, y adentrarse en esta España escondida, que busca su oportunidad ofreciendo lo mejor de su esencia natural, cultural y humana.

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Fuente: EFETUR, Agencia EFE.




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