Frías, un viaje a la Edad Media en Las Merindades


La primera vez que aparece citado este pueblo de Burgos es en el siglo IX y de aquellos tiempos encontramos aún en Frías algunas huellas: los sepulcros rupestres que están en los alrededores de la parroquia de San Vicente que entonces era cementerio.

Pero es durante el reinado de Alfonso VIII cuando la ciudad alcanza auge e importancia, puesto que el rey la repuebla con un fuero y la convierte en centro comercial, viario y defensivo.

Fortaleza defensiva

Se construyó entonces la impresionante fortaleza que forman el castillo, la iglesia de San Vicente Mártir, el puente y la muralla. La fortaleza aseguró la defensa de los intereses de la ciudad que progresó económicamente hasta el punto de contar con una población de más de 6.000 habitantes a comienzos del siglo XVI.

El castillo de Frías está considerado de gran valor estratégico y defensivo. Está situado sobre una peña lo que le permite dominar el valle de Tobalina y le convierte en uno de los más espectaculares de Castilla.

Vistas de Frías desde el castillo. Foto: Efetur/CedidaVistas de Frías desde el castillo. Foto: Efetur/Cedida

Independiente de la fortaleza es la Torre del homenaje, último reducto de defensa del castillo y elemento fundamental, junto con las casas colgadas, de la imagen del pueblo. Pero la visita pasa también por la torre sur con el antiguo reloj, el puente levadizo, el patio de armas, las dependencias residenciales…

La muralla de Frías, que se construyó muy poco después que el castillo y defendía toda la ciudad, conserva aún tres puertas de acceso: la Puerta de Medina, la del Postigo -bajita y estrecha, que se utilizaba para las escapadas nocturnas- y la de la Cadena, que era la entrada principal al centro de la ciudad.

El puente medieval de Frías

Muchos otros elementos del paisaje urbano de esta pequeña localidad nos llevan a la Edad Media. Por ejemplo, el puente medieval, uno de los monumentos más importantes de Frías y uno de los mejores ejemplos de puentes fortificados de España.

Se construyó para salvar el curso del Ebro y discurre por él la calzada romana, vía del comercio entre la Meseta y la costa cantábrica. A finales del siglo XIV Frías volvió a ser realenga y es probable que fuera entonces cuando se le añadió la torre central para cobrar el portazgo.

La iglesia de San Vicente Mártir, en Frías. Foto: Efetur/Cedida

La iglesia de San Vicente Mártir, en Frías. Foto: Efetur/Cedida

Uno de los mejores ejemplos arquitectónicos del pueblo es la iglesia de San Vicente Mártir, románica en sus orígenes aunque apenas quedan unos restos de su primitiva construcción. El estilo que más sobresale es el barroco, que podemos admirar en el retablo de la capilla del Santo Cristo de las Tentaciones.

Cuenta, además, con un retablo del siglo XVI con pinturas de Juan de Borgoña; dos retablos, el Mayor y el de la Soledad, de estilo neoclásico; una buena colección de imaginería religiosa del siglo XVII y otros muchos elementos de valor artístico.

La iglesia de San Vítores y el convento de San Francisco, así como el de Santa María de Vadillo son del siglo XIII y contienen, como el resto de las obras arquitectónicas de Frías, un importante legado histórico.

Casas colgantes y otros barrios

Si bien en esta localidad burgalesa, como sucede en la mayoría de las ciudades y pueblos de España, el arte religioso es parte fundamental y en algunos casos casi única del patrimonio, hay varios ejemplos de arquitectura y urbanismo civil que hay que recorrer.

Las casas colgadas, asomadas al precipicio, en Frías. Foto: Efetur/cedidaLas casas colgadas, asomadas al precipicio, en Frías. Foto: Efetur/cedida

Una de las imágenes más conocidas de Frías es la estampa que conforman sus casas colgadas. Están edificadas a base de toba y madera y se levantaron en los extremos de La Muela, la gran roca sobre la que se asienta la parte alta de la ciudad. Al construirlas, se aprovechó el escaso espacio que brindaba la roca y las casas se funden con el precipicio. La mejor vista la obtenemos si accedemos a la localidad por el lado sur.

Desde la Edad Media, ha visto el lavadero de Frías a generaciones y generaciones de mujeres arrodilladas jabonando la ropa y comentando en grupos la actualidad del pueblo. Está construido en piedra y madera en la zona conocida como Las Fuentecillas, que es el nacimiento de un manantial de aguas claras junto al río Molinar, en la colina de San roque.

Ermita de Nuestra Señora de la Hoz de Frías. Foto: Efetur/Cedida por CardinaliaErmita de Nuestra Señora de la Hoz. Foto: Efetur/Cedida por Cardinalia

Desde comienzos del siglo XIII pertenece a Frías el barrio de Quintanaseca, otro ejemplo de urbanismo medieval que pertenece a la localidad desde que Alfonso VIII lo cambió por el monasterio de Oña.

El camino para llegar al barrio ofrece un bonito paisaje y Quintanaseca cuenta con curiosidades como una piedra que es una casita de incineración, muestra de la ocupación romana.

Uno de los parajes con más encanto de la comarca es el barrio de Tobera, que está dividido en dos por el río Molinar. Las cascadas que sirvieron en el siglo XIII para mover molinos y otros aparatos hidráulicos componen un bonito entorno que se completa con la ermita de Nuestra Señora de la Hoz, tallada en la roca. Recuerdo del imperio romano son el puente y un tramo de calzada.

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