La Morisma de Aínsa, tradición popular, patrimonio histórico y leyenda
El primer domingo de septiembre de cada dos años, son las gentes de Aínsa quienes mantienen viva La Morisma a través de la tradición de la transmisión oral del relato y de los personajes para recrear la historia de esta batalla. Todo sucede a través de un espectáculo teatral en el que participan unos 50 protagonistas y más de 400 figurantes espontáneos, todos ellos vecinos del municipio.
La gesta de la batalla de La Morisma sigue dejando rastro en la memoria colectiva del municipio de Aínsa y al menos otros 25 pueblos, en Huesca, cuya su población se involucra cada dos años en la representación popular que narra el triunfo cristiano sobre los sarracenos por el control del norte peninsular.
La tradición sobrevive
La presidenta de la Asociación Cultural La Morisma de Aínsa, Isabel Bergua, señala que “el auténtico milagro es que, desde el siglo XVII, los textos de este teatro han sido transmitidos a través del boca en boca, pasando de padres a hijos”, y añade que fue desde principios del siglo XX cuando “se empieza a recopilar el documento escrito, la obra en sí que es La Morisma“.Respecto a otras festividades que se celebran España, “donde se suelen organizar desfiles de moros y cristianos, aquí, en Aínsa, representamos una obra de teatro que es protagonizada por los propios vecinos” y apunta que La Morisma “es una de las celebraciones más peculiares de toda la Península”, pues “las familias han ido representando los mismos papeles durante generaciones”.
“Hay familias de la Villa que aún mantienen ese espíritu de la tradición, de pasar los papeles a sus hijos, y hay algunos que van por la cuarta o la quinta generación”Así, La Morisma designa también este espectáculo con vocación de fiesta de interés nacional que los vecinos del pueblo llevan representando años para recrear este drama histórico-popular que, también actualmente, ensalza el sentimiento de pertenencia a la Villa y a su patrimonio histórico.
A pesar de que durante la Guerra Civil y la posguerra se prohibió la representación, en 1930 el profesor del instituto de Huesca, Luis Mur Ventura, visitaría cada casa de Aínsa para recopilar la tradición oral de La Morisma y trasladarla a un manuscrito, sin saber que cuarenta años después un grupo de jóvenes inquietos decidirían volver a representarla “como una tradición ancestral de la Villa de Aínsa”, argumenta Isabel Bergua.
El alcalde de Aínsa, Enrique Puello asegura que La Morisma “se trata más de una tradición popular que de una recreación histórica” y recuerda que “la voz cantante de la época la detentaban Navarra y Aragón”, y pone en valor que “Aragón fue uno de los reinos que se unió a Castilla para formar el reino de España a través del movimiento cristiano, así como Aínsa fue un punto esencial para la reconquista, con la ayuda de franceses e italianos”.
Más de 400 actores por un día
La Morisma se celebrará el primer día de septiembre por la noche, en la Plaza Porticada, con un aforo disponible para 500 visitantes, que durante el día podrán pasear por los puestos del mercadillo medieval, que exhibirá artesanía basada en la época del Medievo. Durante la velada anterior se celebra una lucha de justas medievales en la citada plaza así como un ensayo general para que los vecinos afiancen sus textos y más gente pueda disfrutar del espectáculo.La representación estará acompañada de efectos de luz para la puesta en escena, que consiguen suscitar en la gente una sensación intensa pero agradable. El visitante de esta fiesta de interés regional puede llegar a sorprenderse, en palabras de Isabel Bergua, “con un espectáculo que demuestra el entusiasmo y el interés de la población de Villa de Aínsa por enfrentarse a un público” sin ser actores de profesión, sino que son “actores por un día”.
“Entre la ilusión y el cariño que cada vecino le pone al papel hay siempre una tensión que se palpa en el ambiente y la gente que viene a vivir la experiencia se queda con esa sensación”Además de ser una representación abierta a la participación, esta intensa cita con más de 400 actores por un día se caracteriza por la renovación, prevista o no, que a título personal cada vecino puede poner en marcha, pues “hay vecinos que incorpora en sus textos algún punto de actualidad que se entremezcla con lo antiguo”, de forma que la representación deja entrever algunos pareceres de la gente en cuanto a la vida cotidiana de la gente de la Villa.
Antiguamente, los únicos dos papeles de mujeres eran los que se correspondían con las reinas de ambos bandos, la reina mora y la reina cristiana, que seguían siendo interpretados por hombres disfrazados.
Hoy en día, 43 de los 50 protagonistas de la representación popular son hombres, y solo siete mujeres actúan en los papeles fijos. Esta representación, en la que tan difícil resulta discernir entre la historia y la leyenda, cuenta con experiencia en la renovación, por lo que la integración de la perspectiva de género es necesaria y, también, “algo en lo que hay que seguir trabajando” y, por eso, “con el tiempo, vamos actualizando algunos textos”, indica la presidenta.
El visitante que se expone a la recreación de la batalla de La Morisma puede sentirse “tele-transportado a la época que rememora”, quizás por la autenticidad del espacio o por los versos irregulares que componen el relato, haciendo de esta fiesta “una experiencia única de la que fácilmente se puede salir encantado”.
La leyenda de La Morisma de Aínsa
La Villa de Aínsa, que perteneció al antiguo condado de Sobrarbe, compartió al parecer rey con el condado de Ribagorza. El considerado “primer rey Sobrarbe”, “salvador de Aínsa” por rebelarse contra los árabes y “heredero legítimo de los reyes visigodos”, Gací Ximénez, pudo haber reinado en la actual comunidad de Aragón, con Huesca a la vanguardia, y en la actual comunidad foral de Navarra en un momento histórico que ha sido interpretado entre mitos y leyendas.La leyenda cuenta que en el año 724 musulmanes y cristianos libraban la batalla de La Morisma por el dominio de Aínsa cuando, sobre una pequeña encina, apareció una cruz luminosa que ilustró las dotes y estrategias cristianas para frenar la conquista árabe de los sarracenos y, así, ganar la contienda. De este legendario desenlace surgirá el emblema de la Villa de Aínsa, compuesto por una carrasca, el “árbol Sobrarbe”, de cuya copa emerge una cruz roja.
Aunque la batalla de La Morisma se remonta al siglo VIII, época inicial de la Reconquista, cuando los cristianos buscaban el control peninsular sobre el territorio dominado por los sarracenos, las evidencias documentales de que existe esta celebración como tradición regional se encuentran -mucho tiempo después- en el registro de la Corona de Aragón.
Fue en el siglo XVII cuando la Villa de Aínsa solicitó financiación a las Cortes de Aragón para celebrar esta fiesta local y, posteriormente, instará a las Cortes a subvencionar la construcción de un templete en el lugar donde se dio la batalla, en la parte alta del casco antiguo, con el nombre de “La cruz cubierta”.
Este templete de forma circular, decorado internamente con las esculturas de la carrasca o encina y la cruz, simboliza el mito que impulsó la victoria cristiana, que exaltaba la legendaria aparición de la cruz como una forma de glorificar la religión y el resultado de la batalla de La Morisma.
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