Medina del Campo, la solemnidad de la Semana Santa de Castilla


Medina del Campo es una de esas ciudades recias, castellanas, cuyas siluetas rompiendo la línea recta de la Tierra de Campos deja intuir cuánta historia esconden. Y, efectivamente, las calles de esta villa vallisoletana han visto pasar a personajes de la talla de los Reyes Católicos o Santa Teresa de Jesús.

Y una localidad con tanta historia esconde, por supuesto, un sinfín de tradiciones en su acerbo cultural. Y, siendo una villa castellana, ¡cómo no tener una Semana Santa de renombre!

El Nazareno de la Cruz, una obra del siglo XVII, en la procesión de la Vera Cruz de Medina del Campo en la noche del Jueves Santo. EFE/ Iván LozanoEl Nazareno de la Cruz, una obra del siglo XVII, en la procesión de la Vera Cruz de Medina del Campo en la noche del Jueves Santo. EFE/ Iván Lozano

Efectivamente es, desde 2011, Fiesta de Interés Turístico Internacional, aunque la tradición de esta celebración religiosa se remonta al siglo XV cuando, en 1411, San Vicente Ferrer decidió recorrer las calles de Medina con sus procesiones de disciplina que conmemoraban la Pasión de Cristo. Aquellos fueron los orígenes de una celebración de Semana Santa que actualmente congrega a casi 3.000 cofrades, nueve Cofradías Penitenciales, 17 desfiles procesionales y sobre todo, una imaginería renacentista que está considerada entre las más importantes de España.

La Semana Santa de Medina del Campo

Esas imágenes procesionan por las calles de la villa desde el Jueves de Pasión hasta el Domingo de Resurrección en una Semana Santa que se caracteriza por el silencio, un silencio solo roto por la solemne música de las bandas, por el toque de los tambores y, en ocasiones, un rezo o una saeta.

El Vía Crucis infantil da comienzo a la Semana Santa de Medina del Campo el Jueves de Pasión. Desde entonces, cada día hay al menos una procesión en la villa. El viernes, La Dolorosa -Nuestra Señora de las Angustias, patrona de la ciudad- recorre las calles de la ciudad de la que es Alcaldesa Perpetua. El sábado, la procesión del Nazareno de la Cruz, una de las pocas imágenes religiosas realizadas con la técnica de papelón que han llegado hasta nuestros días.

Quizá la más emblemática de todas ellas sea la Procesión de la Vera Cruz el Jueves Santo, en la que los cofrades de todas las cofradías se quitan sus capas y desfilan únicamente con los hábitos y una vela. Los pasos se portan a hombros y no llevan luces, ni flores ni ningún adorno. Sólo se oye el toque de los tambores en un silencio que solo rompe el canto del Miserere por parte de los cofrades. Sobrecogedora muestra de la sobria tradición de la Semana Santa castellana.

detalle de algunas de las muestras de objetos relativos a la Semana Santa.

Detalle de algunas de las muestras de objetos relativos a la Semana Santa. Foto: Efetur/Cedida por Cardinalia.

 

Otra de las más importantes, quizá la principal, es la Procesión del Silencio, el Viernes Santo. Participan todas las cofradías y un gran número de pasos. Desfila por las calles de Medina del Campo la que consideran la mejor serie de crucifijos del siglo XVI que se puede ver en España.

La Procesión del Encuentro cierra, el Domingo de Resurrección, los actos de la Semana Santa medinense.

Las Huellas de Pasión

Hay una visita imprescindible para adentrarse más y mejor en lo que supone la Semana Santa en Medina del Campo. Se trata del Centro Cultural San Vicente Ferrer, en la ermita del Amparo. Allí se encuentra el Centro de interpretación Huellas de Pasión, donde se da a conocer y se divulga la Semana Santa mediante un viaje en el tiempo y a través de los sentidos. Así se descubren las tradiciones y ritos de esta celebración religiosa. Desde este punto parte la Ruta Huellas de Pasión que conduce al visitante por diferentes templos de la ciudad, todo un museo de arte renacentista.

Castillos y palacios de reyes y reinas

Este gran museo que son las diferentes iglesias y ese gran museo de arte renacentista al aire libre que son las calles y plazas de la villa durante la Semana Santa son atractivos suficientes y de sobra para un viaje a la localidad vallisoletana. Pero es recomendable aprovechar la visita para descubrir otros muchos alicientes que allí se encuentran.

Uno de ellos llama al visitante desde lejos cuando su silueta destaca sobre el resto de la ciudad rompiendo la quietud de la llanura castellana. Es el castillo de la Mota, fortaleza defensiva que mandaron levantar los reyes Juan II y Enrique IV de Castilla cuando mediaba el siglo XV. Y si de historia y de reyes se trata, en Medina del Campo encontramos testimonios por doquier. Como el Palacio Real Testamentario, que vio morir a la reina Isabel la Católica tras dictar allí su testamento.

La capilla de las Angustias de la Colegiata de San Antolín, en Medina del Campo. Destaca por su decoración de relieves dorados sobre el blanco de los murosLa capilla de las Angustias de la Colegiata de San Antolín, en Medina del Campo. Foto: Efetur/Cedida por Cardinalia.

En la plaza Mayor se encuentra, desde 1177, la Torre y Colegiata de San Antolín, que acoge en su interior la capilla de las Angustias cuya decoración la convierte también en visita imprescindible.

Y mucho más reciente es el Museo de Ferias, que se abrió en el año 2000 y que contiene muestras de diversa índole relacionadas con los diferentes mercados que en Medina se vinieron celebrando a lo largo de la historia y que en los siglos XV y XVI alcanzaron carácter internacional.

Hay mucho más. La iglesia de Santiago el Real, el Palacio de Dueñas, o las Reales Carnicerías que mandaron construir los Reyes Católicos para abastecer de carne a la numerosa población de la villa.

Los sabores de la Semana Santa

No hay viaje de éxito sin buena gastronomía y la estancia en esta villa vallisoletana no puede ser menos. En Semana Santa hay un recorrido o ruta gastronómica conocida como Tapa de Pasión en la que participan una docena de establecimientos de la ciudad que ofrecen originales tapas en esos días.

Son días en los que, como en toda España, la gastronomía gira alrededor de los potajes de garbanzos y de las mil y una recetas de bacalao. Pero en esta tierra cualquier momento del año es bueno para degustar un lechazo o un cochinillo al horno de leña y en Semana Santa este es el bocado que se reserva normalmente para el Domingo de Pascua.

Y como nos hallamos en el corazón mismo de la Denominación de Origen Rueda, seguro que cualquier vino que elijamos para degustar el menú será buena elección.

Y, por el mismo motivo, complementar el viaje con alguna actividad de enoturismo es otra de las opciones más recomendables.

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