#España: Ir contracorriente: hoteles desconectados

No al móvil en Sancti Petri

¿Eres de los que no saben vivir sin mirar el móvil? ¿No hay paisaje de tu vida que no acabe en Instagram o Facebook? Acabar con este “estrés digital” del día a día de todo el año es una de las propuestas del Royal Hideaway Sancti Petri, que pretende terminar con la dependencia a la conexión constante a los sistemas de mensajería instantánea -con los activos grupos de Whatsapp-, a Internet o las redes sociales.

Los huéspedes pueden apuntarse a una escapada de tres a siete días en la que se desentienden de todos sus dispositivos electrónicos para hacer un plan ‘detox‘ digital y renovarse psicológicamente con un programa de tratamientos. Al llegar al hotel y registrarse, los clientes tienen que dejar sus teléfonos móviles, que quedan “confiscados” durante la estancia para “desintoxicarse” de ellos.

Los clientes tienen que dejar sus teléfonos móviles, que quedan “confiscados” durante la estancia para “desintoxicarse” de ellos

El programa se completa con terapias para superar los efectos físicos de la exposición continuada a la tecnología y por las rutinas en el trabajo, como masajes en manos, muñecas y brazos para evitar posibles contracturas y agarrotamientos, según explican desde la compañía.

El Algarve, una región para vivir sin pantallas

El establecimiento, que tiene como lema “Desconectar para reconectar”, está en la localidad de Aljezur y ofrece yoga, clases de surf, caminatas y otras actividades para que sus huéspedes aprendan a disfrutar de su tiempo sin recurrir al móvil, explicó a Efe una de sus fundadoras, Bárbara Miranda.

Miranda, una arquitecta de 35 años, puso en marcha este negocio en marzo del 2016 junto a su amiga Rita Gomes, una psicóloga de 36, después de darse cuenta de que algunas personas viven “pegadas al móvil”.

Turistas pegados al móvil

Con este “hostel”, llamado Offline House, ambas buscan “crear consciencia para utilizar Internet y las redes sociales, y mostrar el impacto que tienen en nuestras relaciones sociales hoy en día”, explicó Miranda. Los aparatos digitales permanecen guardados en la recepción durante la estancia, aunque pueden ser devueltos a sus dueños en todo momento en caso de emergencia.

A cambio, los visitantes pueden aprovechar su tiempo para hacer yoga, dar clases de surf o de instrumentos musicales, leer libros, hacer caminatas y hogueras en el jardín de la casa y convivir con el resto de los huéspedes.

Turista usa el móvil en sala de espera. Foto: EFE/Kai Forsterling

Para que no haya ninguna “excusa” para usar los teléfonos móviles, los visitantes reciben un email con consejos antes de iniciar su estancia. “Normalmente nuestros clientes ya conocen nuestra filosofía y quieren ponerse a prueba, pero cuando hacen la reserva les damos algunos consejos, porque hoy en día el móvil también se usa como alarma, linterna, GPS o reloj, y les pedimos que traigan sustitutos”, explicó la arquitecta.

Aun así, el espacio tiene wifi y las dueñas están siempre disponibles por seguridad y para poder gestionar las reservas, aunque cada una hace un día “offline” a la semana, hábito que han conseguido inculcar a algunos huéspedes. “Muchas veces los clientes cuando se marchan dicen que sólo van a encender el móvil al llegar a casa y que van a hacer un día “offline” por semana. Hemos visto muchas transformaciones“, dijo la fundadora, que asegura que la idea ha tenido una buena acogida.

El 40 % de los clientes son portugueses y el resto llegan de países como Reino Unido, Alemania, Austria, Holanda y, algunos, de España.

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