Una singular estancia en “habitaciones burbuja”


Las habitaciones de algunos de los hoteles originales son plásticas y disponen de paredes y ventanas curvas y techos transparentes, con vistas a las estrellas y en plena naturaleza, ofreciendo una opción fuera de lo común para el descanso, la relajación y el disfrute del paisaje.

Una de las redes más amplias de bubble rooms (habitaciones burbuja) se sitúa en Francia y se compone de 18 unidades distribuidas en cinco lugares, situados todos ellos en entornos naturales.

Las instalaciones de Attrap’Rêves -unas totalmente transparentes y otras con transparencia en su parte superior- se sitúan en Allauch, La Bouilladisse, PugetVille, Montagnac Montpezat y Forcalquier, en zonas de pinares, pequeños valles, bosques, viñas y colinas, a veces cerca de parques naturales.

“Las burbujas, concebidas con materiales reciclables y con un consumo reducido de energía, se ubican en lugares privilegiados, lejos de la muchedumbre y de los caminos trillados para que sus huéspedes puedan vivir una experiencia única y cósmica en medio de la naturaleza”, informa a Efe Julie Giovansili, portavoz de esta sociedad familiar creada en 2010.

Cada una de las burbujas ha sido instalada para preservar la intimidad gracias a un sendero privado.

Rodeado de bosques y bajo las estrellas

“Hay cinco modelos, desde una depurada suite, con una burbuja sanitaria contigua y tejidos sedosos y elegantes, hasta otra con colores cálidos para un ámbito sentimental y donde disfrutar en pareja, pasando por otra con decoración simple y mobiliario de madera y tatamis”, apunta Giovansili.

“Los visitantes también disponen de dos modelos especialmente diseñados para contemplar las estrellas y para vivir una inmersión a 360° en el ambiente natural”, añade.

Según la portavoz de Attrap’Rêves, las bubble rooms pueden disfrutarse bajo distintas fórmulas, que incluyen la posibilidad de dormir bajo las estrellas y observar la luna con la ayuda de un telescopio y mapas celestes o aprovechar un jacuzzi instalado en medio de la naturaleza.

El hotel Aire de Bardenas (Navarra, España) aloja una base lunar; azotada por el viento. Foto: Cedida

El hotel Aire de Bardenas (Navarra, España) aloja una base lunar; azotada por el viento. Foto: Cedida por la compañía

¿Qué sienten y comentan quienes disfrutan de estas singulares habitaciones semiesféricas, transparentes y flexibles por primera vez?

“La mayoría comenta que pasar la noche inmerso en la naturaleza, escuchando el sonido de las aves, sintiendo el aire fresco y observando el espacio abierto, bajo la estrellas, y sin nada más que una burbuja entre uno y el entorno, es algo emocionante y una de las palabras con que más a menudo describen esta experiencia es ¡genial!”, señala Giovansili a Efe.

“Para las parejas, dormir y compartir un momento romántico en medio de la naturaleza y la oscuridad, bajo el parpadeo de las estrellas, es una experiencia inusual e intemporal que, a menudo, les hace repetir“, añade.

Una base lunar en un paisaje desértico

Por su parte, el complejo hotelero Aire de Bardenas (AdB), en Tudela (Navarra) y próximo a las Bardenas Reales -un parque natural con paisajes desérticos espectaculares-, está concebido como una sucesión de espacios interiores protegidos y confortables para contemplar un exterior con una fuerte presencia del viento.

Este hotel se llama Aire inspirándose en el viento de componente noroeste llamado cierzo que sopla en la región, y tiene una zona denominada base lunar Bardenas, formada por nueve burbujas dotadas de las comodidades de una habitación de hotel.

“Ahora estás en tu habitación. Disfruta de este momento agradable de tu vida. Es vuestro momento”, señala la carta de bienvenida de Natalia, una de las fundadoras de este establecimiento, en cuyas burbujas se puede vivir una experiencia diferente: “El cielo lleno de estrellas, el sonido de la naturaleza, el viento susurrando, el sol subiendo”, según afirma.

Una de las habitaciones burbujas en medio de un idílico paisaje. Foto: Attrap'Rêves

Una de las habitaciones burbujas en medio de un idílico paisaje. Foto: Attrap’Rêves

Estas burbujas de amor, instaladas en un hábitat inhóspito y complejo con reminiscencias selenitas y azotado por el cierzo en invierno y con temperaturas próximas a los 40 grados en verano, son para pasar una noche “en la Luna”, según Carlos Bueno, responsable de marketing del hotel.

Por eso, si durante el día hay un sol radiante, AdB aconseja no hacer uso del interior de la burbuja hasta la puesta de sol, momento en que las dos máquinas de aire acondicionado de la burbuja podrán ser efectivas y proporcionarán al huésped el bienestar que necesita en su interior.

“Las nueve burbujas cuentan con baño con cisterna de agua corriente, y están todas orientadas hacia el amanecer excepto una que está orientada hacia la caída del sol”, indica Bueno a Efe.

Las burbujas tienen un toldo gris situado en su parte posterior, que se extiende sobre el techo transparente para proteger el interior del sol y que después puede retirarse, al bajar la irradiación solar. Cuentan con dos puertas cuyas cremalleras nunca deben estar abiertas al mismo tiempo, para mantenerse su interior presurizado y su estructura inflada, según AdB.

Si la nave lunar se despresuriza, hay que cerrar una puerta y volverá la presión de manera gradual, señalan los “comandantes” de la base, que también indican que solo se debe fumar o encender velas fuera de la nave, para no quemar todo el oxígeno de dentro.

“En la base lunar la intimidad es lo primero, por lo que en el manual de supervivencia que se entrega a sus ocupantes al llegar al hotel, se ruega a los airenautas que no sobrepasen su propio espacio, el perímetro de cada cápsula delimitado con cuerdas, porque al hacerlo serán vistos desde el exterior”, indican desde la empresa.

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