España cerrará su mejor año turístico pese a la crisis en Cataluña

En los diez primeros meses del año, el país recibió 73,4 millones de turistas, un 9,2 % más que en el mismo período de 2016, cifra que, a falta de contabilizar noviembre y diciembre, se sitúa apenas dos millones por debajo de la del conjunto del ejercicio pasado.

Radiografía del turismo en España

De esta forma, sólo con mantenerse el volumen de llegadas de los dos últimos meses del año pasado, se superará la barrera de los 80 millones de turistas en 2017, aunque tampoco se puede descartar una caída por el impacto que está teniendo el conflicto catalán en las reservas, incluso en las de enero próximo.
La situación puede restar un punto al crecimiento del 4,1 % del PIB turístico previsto inicialmente para 2017 por la Alianza para la excelencia turística, Exceltur.
En octubre, el ritmo de crecimiento en las llegadas a España se ha ralentizado hasta un 1,8 % frente a un fuerte repunte de dos dígitos en el resto del año, a excepción de marzo (por el efecto Semana Santa) y agosto, cuando tuvieron lugar los atentados en Barcelona y Cambrils, cuyo impacto, no obstante, fue muy limitado en el tiempo.
Tampoco tuvo efectos perjudiciales la huelga llevada a cabo ese mismo mes por los trabajadores de los controles de seguridad en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, a la que puso fin el laudo arbitral de obligado cumplimiento impuesto por parte del Gobierno.
Sin embargo, en octubre, el desafío soberanista hizo perder a Cataluña un 4,7 % de turistas extranjeros, lo que ha llevado a España al nivel más bajo de crecimiento en un mes a lo largo de 2017, aunque hay otros factores como la recuperación de los destinos del Mediterráneo y de las principales ciudades europeas o la ralentización del consumo turístico de los británicos.
El inusual crecimiento de las llegadas internacionales a España recrudeció en verano la contestación social contra el turismo (turismofobia), que había comenzado a fraguarse la pasada temporada estival en algunos destinos saturados como Barcelona, Ibiza, Palma de Mallorca, San Sebastián o Madrid.
Turistas pasean por la céntrica calle de San Miguel en Palma. Foto: EFE/Atienza
Según Exceltur, gran parte de la génesis del problema está “en el desborde puntual de afluencia que viven algunos destinos y en el crecimiento descontrolado de las viviendas turísticas que los acogen, y en la impunidad legal en la que se desenvuelven”.
La buena evolución del turismo ha aumentado el interés de los fondos de inversión por este tipo de alojamientos, en los que ven la posibilidad de sacar altas rentabilidades, aunque también ha atraído inversiones al segmento hotelero por 3.000 millones de euros en 2017 y ha animado a grandes grupos internacionales a entrar o fortalecer su posición en España.
Ante ello, algunas compañías nacionales están impulsando estrategias de consolidación del mercado, muy atomizado en España, como Barceló, que ha propuesto a NH Hotel Group una fusión con el objetivo de crear un gigante español.
Esta operación, si finalmente se lleva a cabo, será la mayor de este tipo en la historia del sector hotelero español.
La expansión de la oferta de pisos turísticos y la turismofobia no son problemas exclusivos de España, sino globales, por lo que se convertirán en uno de los retos que afrontará el nuevo secretario general de la Organización Mundial del turismo (OMT), Zurab Pololikashvili, que ocupará el cargo a partir del próximo 1 de enero.
El diplomático georgiano ha sido elegido este año para sustituir al jordano Taleb Rifai, un gran conocedor del turismo de España, donde se encuentra la sede de la OMT, quien confía en que la inestabilidad en Cataluña no llegue a afectar al resto de destinos españoles, ya que espera que la situación se normalice tras las elecciones autonómicas del 21 de diciembre.
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