Kumano Kodo, la ruta de la espiritualidad
El Camino Kumano es una ruta de peregrinación en Japón que sólo se puede realizar a pie, en una directriz que busca tanto la preservación de los bienes materiales y naturales de la ruta como la entrega física y espiritual del viajero. En su origen, transitaron los emperadores japoneses, lo que le confirió la denominación de ruta Imperial o Nakahechi, y con ella buscaban la salvación en unos tiempos en los que temían que el fin del mundo era inminente.
Ahora, una exposición de 21 fotografías en “B The Travel Brand Xperience” nos permite vislumbrar el corazón espiritual de Japón, el impacto visual y sensorial de la ruta y comprender la atracción que provoca en sus caminantes, como la del autor de las imágenes, el fotógrafo Patxi Uriz.
“Es una ruta de peregrinación donde lo que más destaca es la espiritualidad, con mayúsculas. Habiendo hecho otros caminos, como el de Santiago o el aragonés, veo que hay muchísima diferencia. Tiene la particularidad de que solo se puede hacer andando. Está prohibido hacerlo a caballo o bicicleta para así poder preservar el medio ambiente. Caminas en silencio, lo cual te permite conectar con la naturaleza y contigo mismo”, explica Uriz.
Las fotografías se centran específicamente en la Ruta Imperial, donde tres grandes templos esperan “para ser venerados”, a diferencia del Camino de Santiago, según su autor, “llegar a ellos no supone el fin, sino que la finalidad es venerarlos, no llegar a ellos como meta final”.
De todas las impresiones (gráficas y emocionales) del viaje, Uriz se centra “en la foto con el último creador de sombreros de paja del camino, de 96 años. El mismo va a recolectar la madera, y sus diseños cuando llueve se expanden para no dejan pasar el agua y cuando hace calor transpiran. Cuando supo que iba a hacer el camino me regaló uno y me emocionó mucho… ¡solo hace tres al día!”.
Considera que este viaje “recompensa” al peregrino -al que recomienda “dejarse llevar, para que todo fluya- y le acerca a una cultura que califica como “el primer mundo, pues la gente tiene un respeto absoluto por todo: naturaleza, costumbres, educación…”.
Uriz, que cita a Nepal como el destino al que siempre quiere volver -”un país muy hospitalario con una energía que me cautivó-, admite que solo viaja sin cámara si se le estropea durante el viaje.
“Pero, bueno, si sucede hay que tomárselo como que es una señal de que hay que disfrutar del viaje como una forma de palparte de la cultura y ser parte de ella y no un espectador”, asegura.
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