La Amazonía, Pantanal y Cerrado en Brasil se funden en un mismo viaje


Una oferta turística hasta ahora poco explotada en Brasil es la única que permite conocer en el mismo viaje y en pocos días los tres mayores y más importantes ecosistemas del país: la Amazonía, el Cerrado (sabana) y el Pantanal.

En el corazón de la naturaleza 

La posibilidad de acceder en un corto viaje a una diversidad incontable de paisajes, a más de mil aves y a animales como el caimán y el jaguar la ofrece Mato Grosso, el estado en el oeste de Brasil y fronterizo con Bolivia que se extiende por 903.457 kilómetros cuadrados (el tamaño de Francia y Alemania juntas) y que apenas comienza a montar la infraestructura turística necesaria.

“Partiendo desde Cuiabá (la capital regional), es posible conocer los tres biomas a distancias de entre 100 y 200 kilómetros. Esta es la ventaja que ofrece Mato Grosso a sus visitantes. Pueden conocerlo todo con un paquete de cuatro días o con uno mayor, de siete u ocho días”, garantizó a Efe Paulo Okamura, el presidente regional de la Confederación Nacional de Turismo en Mato Grosso.

Pese a ese potencial, el turismo tiene una participación mínima en el PIB del estado, que es el mayor productor de soja, maíz, algodón y carne de Brasil, y que, como uno de los mayores productores de granos del mundo, es un importante exportador mundial de alimentos.

El reducido flujo turístico en la región, de menos de 500.000 visitantes al año, es atribuido por las autoridades regionales a la escasez de vuelos directos a Cuiabá.

Para llegar hasta esta ciudad desde el exterior es necesario hacer largas escalas en Sao Paulo o Brasilia, algo que Mato Grosso espera superar cuando la aerolínea brasileña Azul comience a operar la ya autorizada ruta entre Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y Cuiabá, un viaje de poco más de una hora.

“Santa Cruz es el punto de partida ideal porque tiene conexiones con Estados Unidos y Europa. Incluso el tiempo de espera de la conexión puede disminuir con respecto a Sao Paulo”, asegura Okamura.

Las autoridades de Mato Grosso también trabajan para hacer viable el “corredor del ecoturismo”, una conexión que permita que los miles de turistas que visitan Perú y pasan por Machu Pichu también puedan extender su viaje hasta la Amazonía y el Pantanal brasileño.

Hasta ahora la mayor atracción turística de Mato Grosso es el Pantanal, pero cerca del 80 % de sus entre 200.000 y 300.000 visitantes anuales es extranjera, principalmente europea, que paga altas tasas para observar jaguares y aves.

Cazador posa con dos monos en una zona selvática de la localidad amazónica Presidente Figueiredo (Brasil). Foto: EFE/Ricardo Oliveira

Cazador posa con dos monos en una zona selvática de la localidad amazónica Presidente Figueiredo (Brasil). Foto: EFE/Ricardo Oliveira

“En la región del Pantanal hay una gran diversidad para el turismo. Además del ecoturismo, tenemos la observación de aves, la observación del jaguar, podemos conocer las costumbres del hombre pantanero y de la región del Pantanal y también hay algo más nuevo que es la investigación sobre el Pantanal”, explica el líder regional de la patronal de las empresas turísticas de Brasil.

En el Pantanal, la mayor región inundable del mundo y reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, los turistas pueden avistar hasta 650 especies de aves, 260 de peces y 80 de mamíferos.
Su acceso es posible por una carretera de 70 kilómetros a cuyos lados hay disponibles hoteles y haciendas que ya poseen la infraestructura necesaria para recibir a los turistas.

Las mayores atracciones de Mato Grosso en el Cerrado (sabana o altiplano brasileño) son la Chapada dos Guimaraes, con sus cañones, grutas, cerros, miradores naturales y cascadas, especialmente la Veu de Noiva con sus 86 metros, y Nobres, una ciudad rica en cavernas, piscinas naturales y lagos de agua cristalina.

“Cuiabá está en una franja de transición entre el Cerrado y el Pantanal. Entonces a 70 kilómetros tenemos la Chapada dos Guimaraes y Nobres, que son regiones muy bellas para la observación, el ecoturismo, el turismo de aventura y hasta el turismo étnico, que es la visita a aldeas indígenas que ahora están trabajando en la apertura de su conocimiento”, explica Okamura.

Y al norte del estado, ya con acceso aéreo, Mato Grosso cuenta con gigantes reservas naturales e indígenas que preservan densas selvas en la Amazonía, y como principal atracción turística, el municipio de Alta Floresta, que cuenta con resorts especializados en ecoturismo y observación de aves.

“Con relación a la región amazónica, tenemos grandes reservas en el estado, principalmente el parque de Cristalino, en donde Mato Grosso tiene unas 520 especies de aves de la Amazonía, lo que es la mayor diversidad de pájaros en la región”, asegura el dirigente empresarial.

Cuiabá

De vuelta a Cuiabá, es posible descubrir un potencial turístico que ha comenzado a explotarse tras haber construido decenas de hoteles en los que los clientes son escasos.

Un restaurante giratorio en la cima de su mayor rascacielos, diez nuevos parques, un museo de cera, la recuperación del centro histórico, y la revitalización del Mercado Municipal y del muelle sobre el río Cuiabá son algunos de los proyectos que la ciudad planea licitar como parte de un proyecto para conmemorar 300 años el 8 de abril de 2019.

“El año 2019 es el marco en el que nuestra capital conmemora sus 300 años y entonces le vamos a mostrar a todo Brasil y al mundo que tenemos condiciones de recibirlos, que tenemos oportunidades turísticas y que podemos competir y salir del eje Sao Paulo-Río de Janeiro y traer turistas al centro oeste del país”, dijo a Efe el titular de la Secretaría para los 300 años de Cuiabá, Júnior Leite.

Los empresarios hoteleros no niegan que el plan servirá para aliviar la crisis de un sector que, con decenas de cierres, empieza a perder las cerca de 10.000 camas con que amplió su capacidad en el último lustro.

“La verdad es que tuvimos un salto muy grande, hasta 2012, antes del Mundial, teníamos entre 6.000 y 7.000 camas. Y para el Mundial muchos empresarios aceleraron sus inversiones en el sector hotelero y aumentamos hasta las 16.500 camas”, admitió a Efe Jaime Okamura, presidente regional de la Confederación Nacional de Turismo en Mato Grosso, estado del que Cuiabá es capital.

Estadio Arena Pantanal, en Cuiabá (Brasil). Foto: EFE/ ROGERIO FLORENTINO

Estadio Arena Pantanal, en Cuiabá (Brasil). Foto: EFE/Rogerio Florentino

La ciudad fue una de las doce sedes del Mundial de fútbol que Brasil organizó en 2014 y los hoteles consiguieron mantener hasta un 85 % de su ocupación hasta ese año gracias a la prosperidad de Mato Grosso, el mayor productor de cereales y de carne de Brasil y uno de los principales exportadores de alimentos del mundo.

Pero la grave recesión brasileña se extendió al sector y redujo la tasa de ocupación hotelera en Cuiabá al 54 % en 2015 y 2016, obligó y a algunos hoteles a cerrar o a reducir sus tarifas.

Retos de futuro

“Ahora la meta es que podamos mantener por lo menos los 14.000 camas (que quedan) porque antes no hacíamos grandes eventos por falta de habitaciones. Ahora tenemos las habitaciones pero no tenemos eventos. La política del Gobierno tiene que ser la captación de eventos y negocios para Cuiabá. Esa, a corto y medio plazo, es la salida en la que estamos trabajando”, afirmó Okamura.

El proyecto turístico también prevé la organización de eventos de negocios y de competiciones deportivas internacionales, pero tiene como base el posicionamiento de la ciudad como punto de partida para visitar los tres ecosistemas de Mato Grosso: la Amazonía, el Pantanal y el Cerrado.

Además de ser conocida como “la ciudad verde” por sus árboles, y de contar con una temperatura media de 26 grados centígrados al año, por la que recibe el título de capital más calurosa de Brasil, Cuiabá cuenta con un centro histórico reconocido como patrimonio histórico de Brasil.

El obelisco que marca el Centro Geodésico de Sudamérica, sus 16 museos y sus decenas de iglesias, construidas en la época en la que la ciudad enriqueció por sus reservas de oro, serán escalas en los paseos de un autobús turístico de dos pisos que comenzará a recorrer en breve la ciudad como parte del proyecto Cuiabá 300 años.

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