El mosaico de Joan Miró, improvisado altar por los atentados de La Rambla


Precisamente sobre este mosaico acabó el mortífero recorrido de la furgoneta con la que el terrorista Younes Abouyaaquob arrolló recientemente a más de un centenar de personas antes de huir a través del cercano mercado de La Boquería, dejando un reguero de dolor y tristeza que Barcelona trata de superar.

El mosaico, de 400 metros cuadrados y que había pasado casi desapercibido para la mayoría de los turistas y para muchos barceloneses que paseaban sobre él, se ha convertido estos días en un improvisado altar de homenaje a las víctimas, transformado en una alfombra de flores, velas, peluches y emotivos escritos.

Pla de l”Os

La verdad es que para contemplar la belleza, colorido (blanco, negro, rojo y amarillo) y detalles del mosaico, denominado Pla de l”Os, es necesario verlo desde un punto elevado, a vista de pájaro, o bien acudir a la Fundación Miró, donde se conserva en papel el esbozo que el pintor hizo del mosaico.

Miró, nacido cerca de donde instaló su mosaico, insistió en que se pudiera pasear por encima de su obra y declinó asistir a su inauguración para no mezclarse con las autoridades.

La idea inicial del mosaico surgió en 1968 cuando el Ayuntamiento de Barcelona sugirió a Miró que hiciese un mosaico para el aeropuerto de El Prat que diera la bienvenida a los turistas y que es el que preside el gran vestíbulo de la actual terminal 2.

Miró dijo que haría tres obras, otras dos también para los que llegaran por tierra y por mar. El del Pla de l”Os da la bienvenida a los que llegan por mar, mientras que el del aeropuerto da la bienvenida a los que llegan por aire y quedó pendiente una escultura que ideó para el Parque Cervantes para saludar a quienes llegaban a la ciudad por la antigua carretera nacional, hoy la Diagonal.

Los Reyes en La Rambla de Barcelona en un homenaje a las víctimas de los atentados de Barcelona. Foto: EFE/Sergio Barrenechea

Los Reyes en La Rambla de Barcelona en un homenaje a las víctimas de los atentados de Barcelona. Foto: EFE/Sergio Barrenechea

El nombre del mosaico de La Rambla, según explica la web de Turismo de Barcelona, se debe a la leyenda que cuenta que “los barceloneses se quedaban atónitos ante las puertas que el conde Berenguer IV hizo traer de Almería como trofeo de guerra: el antiguo portal de Santa Eulàlia, rebautizado como el de la Boquería, gracias a su precioso trabajo arabesco. Con el derribo de la muralla en 1760 la puerta desapareció y dejó en su lugar una explanada: el Pla de l”Os“.

El mosaico fue una intervención artística reivindicada por la asociación Amics de les Ramblas y para Miró supuso el reto de hacer su primera obra para ser pisada, por lo que requirió de materiales resistentes y que no se borraran con el paso de los transeúntes.

Para ello contó con la colaboración del ceramista Joan Gardy Artigas y unos talleres especializados en terrazo.

“Curiosamente, hay unos colores que se desgastan más que los otros. El azul, no sabemos por qué, es el que más rápido se desgasta”, explicó a la televisión municipal betevé Xavier Masip, miembro de la asociación Amics de les Rambles.

El mosaico fue restaurado por el Ayuntamiento de Barcelona en 2006 para celebrar el trigésimo aniversario de esta emblemática obra de Joan Miró, y devolvió el color a los adoquines que forman el mosaico circular, en forma de cosmos.

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